Nuestros pasajeros nos cuentan…
Nuestra pasajera Rosalía nos cuenta sus experiencias de viaje con su familia…..
Mi reciente escapada a Maragogi fue soñada y absolutamente inolvidable. La playa es simplemente asombrosa, y el entorno en general me dejó sin palabras.
El hotel en el que me hospedé fue el Grand Oca Maragogi Beach que estaba bastante bien en términos generales. La comida tenía un toque local que, para mi gusto, era un poco excesivo (sé que Imbassai es más internacional en ese sentido). Sin embargo, la ventaja es que podía armar tu propia ensalada y pedir platos a la plancha, lo que solucionaba el problema.
En cuanto a las bebidas y los restaurantes temáticos, cumplieron con las expectativas. Aunque no me dejó asombrado, el menú de 4 platos en los restaurantes temáticos estaba bien elaborado, con 2 platos principales.
Lo que realmente me impresionó fue la comodidad del hotel debido a su tamaño más pequeño en comparación con Imbassai. Las distancias eran manejables y rápidas, lo que era especialmente conveniente para los chicos. No había que lidiar con largas caminatas, ya sea para llegar a la habitación o para ir al restaurante en la noche. Además, la playa estaba prácticamente a pasos del hotel.
El hotel también tenía algunas tiendas que vendían trajes de baño, souvenirs y artículos de cuidado personal, lo cual fue un buen detalle. En cuanto a las instalaciones, me sorprendió gratamente saber que tenían una enfermería. Un ejemplo concreto fue cuando José se sintió mal; lo atendieron dos veces, le dieron medicamentos y, lo mejor de todo, no nos cobraron nada por ello.
Una de las experiencias más memorables fue la excursión a las piscinas naturales. Un viaje de una hora nos llevó a una piscina natural donde pudimos admirar los peces y los corales. Tuvimos la oportunidad de alquilar equipos de snorkel y gafas de buceo, aunque ya habíamos llevado los nuestros. Los más pequeños se divirtieron, a pesar de que el agua les llegaba a la cintura, y aunque el día se nubló un poco, seguimos disfrutando de la belleza submarina.
Otra parte destacada de la excursión fue cuando nos dirigimos a un banco de arena a unos 500 metros de la costa. Este lugar era sencillamente increíble: el agua nos llegaba a las rodillas, había un pequeño bar donde podíamos comprar bebidas y una hamaca para relajarnos. Un hombre arrojaba comida a los peces, lo que provocaba la emoción de los niños y la alegría de los padres.
Aunque el viaje fue maravilloso en general, debo admitir que las escalas y la ruta fueron un poco agotadas. A pesar de ello, tanto la ida como la vuelta fueron manejadas con eficiencia. El conductor que nos recogió en el aeropuerto en un auto privado condujo de manera excelente y llegamos a nuestro destino sin problemas. Sin embargo, en el regreso, fuimos recogidos en una furgoneta exclusiva, donde el conductor manejó a una velocidad más alta y el movimiento constante me hizo sentir mareada.
En resumen, mi experiencia en este lugar paradisíaco fue increíble. Aunque hubo algunos aspectos menores que podrían haber sido mejores, las bellezas naturales y las experiencias únicas que viví superaron con creces cualquier inconveniente. ¡Definitivamente, recomendaría este destino a cualquier viajero en busca de unas vacaciones inolvidables!